Sin duda esta es la entrada más emotiva y difícil que voy a escribir en este blog. Se trata de mi despedida.
Como ya he dicho en varias ocasiones, los planes no eran estos, pero por algún motivo el destino ha querido que esta relación sea más corta de lo previsto. A mi me gusta ser positiva y por eso, en vez de apenarme de la despedida doy gracias al destino por permitirme estar durante un curso con este grupo de personas tan maravilloso. Me refiero, por supuesto, a mis peques, pero también a sus familias.
Mis niños y niñas son unos campeones que han sabido encajar mis bromas y mis riñas, que a pesar de tener días difíciles me daban un abrazo al despedirme, que se reían con mis payasadas sin pensar que estaba loca, que me proponían cosas para hacer, que me hacían reír sin proponérselo, que son capaces de transmitir esa vida inocente que envuelve a los niños y niñas, que han trabajado mucho y han conseguido mucho más y a los que me llevo en mi corazón y prometo visitar en cuanto pueda. ¡SOIS LOS MEJORES!
A sus familias tengo que agradecer muchas cosas: su confianza, su apoyo, su respeto hacia mi trabajo, sus emotivas palabras, sus confidencias y sus muestras de cariño. ¡Muchas gracias!
No puedo terminar este artículo sin hacer una breve mención a mis compis con las que he trabajado codo con codo y de las que no me pienso despedir porque voy a seguir dándoles la lata.
A todos y cada uno de vosotros GRACIAS, sabéis donde localizarme.
Cinta Calañas